Decía Plinio que el caballo es uno de los más fieles servidores
del hombre y más amante de su jinete; afición que nos encanta de
niños, nos entusiasma cuando jóvenes y nos sirve de solaz y consuelo
en los últimos años de nuestra vida.
LA ESTIRPE CARTUJANA
Es una familia dentro del PRE que tiene su origen en la cartuja de Jerez de
la Frontera, cuando el año 1484 los monjes acuerdan hacer una ganadería
a partir de “yeguas de raza andaluza de la zona”; es decir, cronológicamente,
la “Estirpe Cartujana” es la continuidad del “Caballo de raza
andaluza”, con unos 9000 años de antigüedad, descendiente
de los caballos del Noroeste, o caballo salvaje de Mongolia, precursores del
caballos Przewalski (equus ferus pallas), llamado así por Jacob, en 1981,
en honor al explorador ruso Nikolai Michailowistch Przewalski (1839-1888). Pero
la estirpe cartujana tiene además la cualidad de ser la única
yeguada que ha permanecido en unas solas manos (desde 1484 hasta 1810, tres
siglos y medio), las de los monjes cartujos, 326 años ininterrumpidos de
selección y mejora, dándola a conocer y haciéndola famosa
en el mundo entero, y con el valor añadido de haber encontrado desde
1810 hasta nuestros días una serie de personas inteligentes, amantes
y conocedoras del caballo, que han sabido valorarle y mantenerle libre de influencias
externas.
Entre los motivos fundamentales que llevaron a los Cartujos a formar la yeguada,
queremos destacar dos:
1. Su tradición ganadera, demostrada durante 84 años en Sevilla
(Cartuja de Sevilla, 16-1-1400)
2. La disminución alarmante de las yeguas en Andalucía, debido
fundamentalmente a la producción mulatera y a la venta de yeguas andaluzas
a otras regiones y países; motivo éste que llevó al ayuntamiento
de Jerez el 15-5-1460 (24 años antes de formarse la yeguada) a publicar
una orden prohibiendo vender yeguas o caballos fuera de la zona sin permiso
del Corregidor, y con posterioridad, otra orden que prohibía cubrir yeguas
con asnos, sin informe favorable de una comisión nombrada al efecto.
Afortunadamente, D. Pedro José Zapata Caro, amigo del prior de la Cartuja,
por su condición de presbítero, y prestigioso agricultor y ganadero
de la zona, adquiere una punta de yeguas y sementales, a propuesta de los monjes,
unos días antes de que llegaran las tropas francesas el 30 de enero de
1810; hecho que evitó la desaparición de la yeguada cartujana.
A partir de este año histórico de 1810, el “Hierro de la
Campana” fue sustituido por el “Hierro del Bocado”, conocido
hasta nuestro días como “Hierro de Zapata”, que identifica
los productos nacidos de la “Yeguada de la Cartuja”. El año
1854 muere D. Juan José Zapata Bueno, hijo de D. José Zapata Caro
y sobrino del presbítero D. Pedro José Zapata Bueno y su viuda,
Dª María Romero de Aragón, se hace cargo de la ganadería,
contabilizada en 220 cabezas; dándole el año 1856 a su hija Enriqueta,
casada con D. Felipe Salas Vázquez (Sevilla), un lote de yeguas, un caballo
y el “Hierro del Bocado”, que 63 años después (1919)
Dª Enriqueta, ya viuda, le vendió a D. Ramón Gallardo, de
Los Barrios, junto con la ganadería brava y equina, que pastaron en Jerez
de la Frontera, en la finca “El Juncoso”, durante dos años
(hasta 1921), que se trasladaron a “Las Albutreras”, del término
municipal de Los Barrios. La familia Gallardo ha conservado este hierro hasta
el año 2002, que D. Juan Gallardo Blanco, nieto de D. Ramón, le
vende a la Asociación de Ganaderos de PRE EC, su actual propietaria.
En el año 1857, Dª María Romero de Aragón, vende
otro lote de yeguas y caballos a D. Vicente Romero García, quien diseña
y comienza a herrar los productos nacidos de este efectivo con el “Hierro
del Bocado” con la C. El 22 de marzo de 1911, muere D. V |